miércoles, 22 de noviembre de 2006

Acín (Huesca)

Aquí pongo unas fotos del pueblo deshabitado de Acín, en Huesca, en el despoblado Valle de la Garcipollera, que desemboca en el Valle del Aragón a la altura de Castiello de Jaca.
Este fue uno de los primeros pueblos de la zona en deshabitarse. Llegó a contar cerca de trescientos habitantes, la mayoría de los cuales emigraron a Jaca. El casco urbano aparece ahora en ruinas, asfixiado por la maleza.
En 1961, de acuerdo con los términos del Decreto 2543/61, de 7 de diciembre, publicado en el Boletín Oficial del Estado número 303, de 20 de diciembre, Acín quedó oficialmente incorporado al término municipal de Jaca. El pueblo fue abandonado entonces porque su término y viviendas fueron expropiados en esa década con motivo de las obras del embalse de Yesa, con la idea de que fuesen replantados de pinos para evitar que el arrastre de sedimentos de los campos roturados por las lluvias acelerase la colmatación del embalse recién construido.

En la entrada sobre el Valle de la Garcipollera hay varios enlaces que hablan sobre la despoblación del valle.

Esta es la imagen del pueblo desde la pista que lleva a la ermita románica de la Virgen de Iguácel.





La torre de la iglesia llama la atención sobre el visitante.


Esta iglesia románica aún conserva bastantes partes en pie.



El ábside donde estaba el altar mayor.



La torre destechada.


El exterior de la iglesia.






Te vas del pueblo con un extraña sensación, mezcla de nostalgia y tristeza...

Larrosa (Huesca)

Este pueblo abandonado, Larrosa, se encuentra en el Valle de la Garcipollera, hoy despoblado.

Las casas y campos de cultivo del término de Larrosa fueron expropiadas en los años 60, con motivo de la construcción del embalse de Yesa, para destinar sus montes a la plantación de pinos para evitar la colmatación rápida del vaso del nuevo embalse por los sedimentos arrastrados por las lluvias.

Cuando estuve en él, bajaba de la ermita románica de la Virgen de Iguácel, por una pista ancha que pasa junto al pueblo.



A ver qué hay aquí dentro...


Chimenea...


... y un tejado al que le queda poco tiempo de vida...


Vista desde fuera. Ésta es una de las casas que está más entera...


Otras están mucho peor, aunque se ve que fueron auténticos caserones...




El interior de estas casas es desolador...




Tras dar una vuelta por las derruídas calles nos acercamos a lo más atractivo: la iglesia románica de San Bartolomé.




La torre nos vigila amenazante...


¡Ya estamos dentro!


¡Uppps! Aún quedan unas tumbitas nada más entrar...


...y un confesionario abandonado...


Todavía quedan restos de pintura en el ábside.


El altar mayor.


Las escaleras que suben a la torre.


Una tumba vista desde arriba.


Y el ábside visto desde arriba.


El tejado de la torre. Mejor no subir más no se venga abajo.


Después de un rato, salimos y nos encontramos esta preciosidad de ábside. Desde luego es una pena que esta joyita románica se encuentre en este estado...



De nuevo bajamos por las calles del pueblo para seguir un camino, que sale en el mapa, que nos vuelve a llevar a la pista de Iguácel.




Más desolación...







Nos despedimos del pueblo bajando siguiendo la vaguada que nos debe sacer a la pista. Empezamos por un senderillo pero al rato se perdió y acabamos atravesando un bosque cerrado de pinos... no muy agradable. Pero en 20 minutos o así salimos de nuevo a la pista de Iguácel.

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