Fecha: 22 de noviembre de 2006.
Destino: Ermita románica de Santa María de Iguácel.
Punto de Partida: Comienzo de la pista del Valle de la Garcipollera, cerca de Villanovilla.
Tipo de ruta: Ida y vuelta / circular.
Desnivel aproximado acumulado: Unos 280 m. sin ir a Larrosa; y unos 450 m. visitando Larrosa.
Tiempo aproximado sin paradas: Hasta la ermita, entre 1 h. 15 min. y 1 h. 30 min.
Otras observaciones: La visita al valle no comporta ninguna dificultad, excepto el vado de algún arroyo que, dependiendo de la época, puede llevar más o menos agua.
Si subimos a Larrosa y bajamos por donde lo hicimos nosotros, hay que tener en cuenta que el camino puede ser un poco engorroso.
En medio de mi inactividad montañera de los últimos meses por falta de tiempo, al fin me convenció Juan Luis para despegarme un poco de las partituras y salir por ahí el 22 de noviembre, fiesta de Santa Cecilia (patrona de los músicos), fecha en la que siempre nos hemos ido a algún sitio.
Esta vez nos fuimos al Valle de la Garcipollera, valle casi despoblado del pirineo aragonés que desemboca en el valle del Aragón, a la altura de Castiello de Jaca, con idea de llegar hasta la iglesia románica de la Virgen de Iguácel.
El coche se deja en la carretera que sale de Castiello de Jaca hacia este valle, en una curva de la que sale una pista de tierra, poco antes de llegar a Villanovilla, a cinco km. de Castiello. Atrás hemos dejado los pueblos deshabitados de Yosa de Garcipollera y Bescós de Garcipollera.
Por esta pista nos internamos en el valle.
Atrás quedan las casas de Villanovilla (a la izquierda). Este fue el único pueblo del que consiguieron sus vecinos que el casco urbano fue resesrvado en propiedad por ellos (cuando hace 50 años el Patrimonio Forestal del Estado adquirió los demás pueblos del valle). Así, tras unos años de abandono, Villanovilla ha logrado un espectacular resurgimiento, gracias a la rehabilitación de muchas de sus viejas viviendas.
El río Ijuez, es el que fluye por este valle.
El día que fuimos, en pleno otoño, nos mostró unos colores preciosos... si bien también nos dejó algunas gotillas a mitad del día.
Tras 10 ó 15 minutos andando llegamos a las ruinas de Acín, otro de los pueblos deshabitados, devorado por la vegetación y casi desaparecido ya. El reportaje y fotos sobre el pueblo lo he puesto aquí.
Junto al pueblo hay un área recreativa con una presilla.
Por encima de ella cruza nuestra pista.
Pero como el río Ijuez va bastante llenito y no sabemos si resbalará el paso, decidimos cruzarlo por una senda que hay junto a la presa, entre las rocas, de apariencia más segura.
Con un todoterreno parece bastante más fácil...
Seguimos andando y, poco después, cruzamos otro torrente que baja del pueblo, también abandonado, de Larrosa. Desde aquí sale una camino, muy oculto por el bosque que, en poco menos de media hora, nos sube a este pueblo.
Nosotros seguimos por la pista. Unos metros más alante, a nuestra derecha, tenemos un caño bastante oculto donde podemos aprovisionarnos de agua fresca.
Al poco nos encontramos con otro muro enorme sobre el río, junto a otro merendero, con un camino que baja hasta el río.
Mirando hacia el norte se ven las cumbres que hacen de cabecera del valle: Bacún Sur (2114 m.) y Bacún Norte (2195 m.), escondido tras unas lomas.
Por fin, tras un paseo de poco más de una hora (con parada en Acín...) llegamos a la ermita románica de la Virgen de Iguácel.
Aquí hay otro pequeño merendero, junto al templo, y un panel explicativo de la historia del templo y del entorno.
Aquí dejo algunas fotos del templo, para los amantes del románico.
Después de un rato en este bucólico rincón, volvemos por donde vinimos, con idea de pasar por Larrosa, el pueblo deshabitado que había a la cabecera del valle, y cerca del que hemos pasado a la venida. Para ello tenemos que desviarnos, a la izquierda según bajamos, por otra pista que sale de la nuestra.
Esta pista empieza a ganar altura y, en pocos minutos, se contempla ya el caserío deshabitado de Larrosa. Parece que era un pueblo grande, en comparación con Acín...
Las vistas valle abajo son preciosas.
Esta es nuestra pista hacia Larrosa. En seguida llegamos al pueblo y allí, entre sus ruinas solitarias, comimos.
Tras visitar el pueblo (el reportaje y fotos sobre el pueblo lo he puesto aquí) nos bajamos de nuevo hacia la pista de Iguácel, para volver al coche. La bajada desde Larrosa fue un poco engorrosa, perdidos por un denso bosque de pinos.
Y, tras 20 minutos o así de arañazos, de nuevo en la pista.
Las nubes empezaban a cubrir las cumbres del Bacún Sur.
Y, tras un paseo por donde habíamos venido, volvemos a llegar junto al coche, donde unos caballos pastaban. Un bonito y tranquilo recorrido para todos los públicos.
Enlaces externos:
* Artículo de opinión que habla sobre su proceso de despoblación, a mediados del siglo XX.
* Artículo con referencias bibliográficas que habla un poco del valle.
* Resumen de un libro sobre el valle.
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1 comentario:
me gusta bastante tu blog, de paso te dejo el mio para que lo mires si tal. www.fotosdecarlosb.blogspot.com
saludosss
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